Comenzamos Septiembre, comenzamos ese «nuevo curso». Y esta semana he sentido ilusión. Septiembre es un mes que siempre me ha gustado. Ya siendo niña me encantaba volver al colegio, y recuerdo ese olor a libro nuevo.
Y para mi es un nuevo comienzo no solo en la parte laboral (trabajo/estudios), es un nuevo comienzo en mi rutina, en cómo organizo mis tiempos y mis espacios, en los hobbies que elijo cultivar este curso…
Cuando comencé a trabajar como coach de salud, en el 2015, aún no estaba totalmente reconciliada con la palabra rutina. La asociaba de alguna manera a monotonía y a obligación. A medida que fui empapándome de la filosofía del coaching de salud, entendí que la rutina es algo elegido. Es como tener una masa de barro en tus manos que puedes moldear como quieras.
Y esta semana estoy feliz porque veo que he creado una rutina saludable que me ilusiona. Y esto es el resultado de muchos años de trabajo personal. Por eso, hoy quiero hablarte acerca de esto.
Lo primero que te quiero contar es que una rutina saludable nos lleva al presente.
Yo solía estar en el futuro. Te pongo algunos ejemplos:
«Voy a trabajar mucho para que me promocionen»
«Voy a trabajar mucho para viajar en mis vacaciones un mes a Asia»
«Voy a darlo todo en mi relación para que podamos construir esa familia que anhelo»
«Voy a ir todos los días al gimnasio para tener ese cuerpo fibroso»
¿Y sabes lo que me pasaba? Que no era feliz. Porque no estaba en el ahora. Y la rutina descansa en el ahora.
Hoy hago ejercicio cada día para sentir mi cuerpo; trabajo para dedicarme a algo que me llena en el presente; estoy en una relación de pareja para disfrutarla hoy; y no necesito viajar a Asia para ver un atardecer («porque aquí no tengo tiempo»).
Recuerdo un momento de mi vida de esos que se quedan grabados. Era el año 2010, y estaba en el coche camino del trabajo a casa escuchando la radio. Estaban entrevistando a una mujer que se dedicaba a escribir libros y dar conferencias (no recuerdo el nombre), y dijo «si te dicen hoy que vas a morir en un año, ¿elegirías seguir viviendo así tu día a día?». Recuerdo que en ese momento me contesté un NO rotundo. Y esta pregunta me ha estado guiando desde entonces.
Ha sido una guía para tomar decisiones en conexión con el aquí y ahora. En lugar de estar en mis pensamientos «seré feliz cuando tenga la casa de mis sueños, o la pareja de mis sueños, o el trabajo de mis sueños…». Porque eso ya lo he probado, y he visto que no funciona. Porque llega esa casa de mis sueños, y entonces no soy feliz hasta que suceda esa nueva cosa que mi mente-ego me cuenta que necesito para ser feliz.
Hoy te comparto tres hábitos sencillos que me han permitido llevar mi rutina al presente:
1. Ser agradecida
Esto no tiene que ver con Mr. Wonderful, con esa idea de pensamiento positivo tóxico (reprimiendo mis emociones desagradables). Tiene que ver con tener un «pensamiento claro» que me permita ver la realidad con todas sus pinceladas.
Porque la mente tiene un sesgo negativo por supervivencia, y nos perdemos «lo bueno». Esos pequeños momentos de felicidad que están ocurriendo cada día, incluso cuando estamos viviendo una situación difícil.
Pero se nos pasan de largo, los vivimos de forma fugaz, y esto hace que vivamos en un estado de preocupación durante casi todo el día, aunque sea en diferentes intensidades.
Hay una frase de Rudyard Kipling que me encanta, dice «no solo éramos felices, además lo sabíamos».
Te invito a que incorpores en tu rutina el irte a dormir agradeciendo tres momentos de tu día. Solo eso. Cada día. Y mira a ver qué cambios surgen en ti.
2. Mover el cuerpo
No consiste en matarte en el gimnasio, ni en tener un cuerpo X. Consiste en sentir tu cuerpo, moverlo para tomar consciencia de tu cuerpo.
Soy bióloga de formación, y no dejo de sorprenderme por esa perfección… la complejidad de una sola célula me maravilla. Piensa que sin tú hacer nada, tu cuerpo está haciendo un trabajo espectacular. Pura sincronía, pura vida.
Para mí, hacer ejercicio es dar amor a mi cuerpo, es la manera de decirle «te agradezco todo el trabajo que haces, te agradezco la vida, ¡gracias!».
Te invito a que dediques un ratito a realizar ejercicio de manera moderada.
Empieza por un reto pequeño que puedas alcanzar. Por ejemplo, si no haces nada de ejercicio, puedes empezar por un día a la semana.
Lo importante es que te comprometas con eso. Y que en ese ratito seas amable contigo. En lugar de pensar «me canso enseguida porque no he hecho nada de ejercicio durante años» piensa «estoy sintiendo mi cuerpo, y sintiéndolo le doy las gracias».
3. Por la manaña al despertar, escribe tus pensamientos
Desde que hice El Camino del Artista de Julia Cameron, escribo mis páginas matutinas. Estoy tan convencida del beneficio que traen, que las páginas matutinas son una herramienta fundamental del Programa LOA. De hecho, también a quienes he acompañado en Programa LOA, una vez terminan se llevan esta práctica consigo.
¿En qué consiste? Cada mañana, nada más levantarte, escribe tres páginas para volcar en el papel todo aquello que se te pasa por la cabeza, sea lo que sea. El qué no importa, lo que importa es el cómo: escribir a mano, tres caras, y que sea algo fluido. Es decir, utiliza la escritura automática: no consiste en pensar y luego escribir, sino en dejar que la mano escriba lo que vaya saliendo, sin filtro.
De esta manera, llegamos «al otro lado».
Al otro lado de nuestros miedos, de nuestra negatividad, de nuestros altibajos. Más allá de nuestra charlatanería (de nuestra mente-ego), encontramos el sosiego de nuestro equilibrio, el lugar donde se oye una voz clara y suave que reconocemos de inmediato como la voz de nuestra yo sabia.
Celebro esta etapa de mi vida, a mis 40 recién cumplidos, me siento muy joven, y al mismo tiempo me siento en contacto con mi sabiduría y mi sosiego. Y es una sensación super bonita. Y en parte todo esto es gracias a la rutina que he ido construyendo. Espero de corazón que lo que hoy te comparto, te sirva.
Si estás pasando por una ruptura de pareja y quieres construir una nueva rutina que te haga feliz, solicita una sesión de valoración gratuita para conocernos y para poder valorar juntas si el Programa LOA es para ti.
Con amor,
Laura