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El otro día hablando con una nueva amiga que tiene 57 años me contaba que se ha casado tres veces y que ahora está sola y feliz. Me contaba que ella no ve como un fracaso sus tres divorcios porque estuvo feliz el tiempo que estuvo en esas relaciones.

Y también me decía:
» Mis padres me miran con pena por haber tenido tres matrimonios y tres divorcios, y para mí ha sido un viaje poder desprenderme de esta creencia. Y es que realmente yo NO lo siento como un fracaso».

A veces nos miramos con los ojos de los demás, en lugar de escuchar cómo lo estamos sintiendo nosotras mismas.

Luego me decía «no quiero ni pensar cómo estaría ahora si me hubiera quedado en mi primer matrimonio» y se reía.

Compartíamos las demás lo difícil que es a veces soltar una relación aún cuando sabes que eso «ya ha terminado». A lo que ella decía «¡con lo fácil que es la prueba del algodón! que es ¿estás feliz o no estás feliz?».

Me llegó mucho lo de la prueba del algodón porque a veces ¡damos tantas vueltas!. Y la respuesta a si estoy feliz o no está ahí dentro, intacta, esperando a ser escuchada.

He visto muchas veces personas bloqueadas en la duda «sigo o no sigo en esta relación». Yo misma he estado ahí. Y hoy tengo la absoluta certeza de que cuando nos atascamos en la duda, es porque sabemos que en esa relación no estamos felices pero es el miedo el que se disfraza de duda.

Porque cuando soltamos una relación vivimos un duelo. Y el duelo, duele. Y el cerebro biológicamente no está diseñado para «querer» voluntariamente sentir dolor. Por lo que querrá evitarlo sea como sea, distorsionando la manera en la que vemos la relación y las razones de terminarla.

Pero la realidad se impone y a veces vivimos un duelo interno separándonos del otro con el otro delante.

Y para NO conectar con ese duelo interno, con ese dolor, entramos en la no aceptación, en la negación más absoluta.

A pesar de que esa relación no nos está funcionando seguimos en una especie de bucle infinito haciendo lo mismo.

¿Cuál es el problema de no aceptar algo?

El problema es que nos coloca en un estado de sufrimiento perpetuo.

¿Cuál es el gran beneficio de no aceptar algo?

El beneficio es no tomar una decisión y no enfrentarnos al cambio de esa decisión.
Por eso preferimos vivir en un limbo, no mirar, hacernos las que no vemos o no entendemos y así evitar tomar acción.

¿El precio a pagar?

SUFRIMIENTO.

Porque aceptar algo te conectará con dolor, pero dolor no es lo mismo que sufrimiento.

El sufrimiento viene de la mente, de intentar controlar algo o a alguien y es inútil. El sufrimiento es siempre inútil. El dolor SÍ es útil.

Nos sirve para aceptar lo que sea que esté ocurriendo, aceptar cómo nos sentimos, escuchar lo que te está contando eso que sientes y nos prepara para la acción.

Nos sirve para avanzar.

Nos sirve para conquistar nuevas tierras.

Si quieres salir del sufrimiento y de la repetición de estar en una relación donde no eres feliz, reserva una entrevista de valoración gratuita conmigo donde vamos a conocernos y donde juntas vamos a valorar si Programa LOA es lo que te puede ayudar ahora.

Con amor,

Laura